Sabogas y Aceñas – (Peque)
Las Sabogas
Llegando don Quijote al río -contempló y miró en él la amenidad de sus riberas, la claridad de sus aguas, el sosiego de su curso y la abundancia de sus líquidos cristales.
Se le ofreció a la vista un pequeño barco sin remos ni otras jarcias algunas, que estaba atado en las orillas de un tronco de un árbol que en la ribera estaba. (97)
- … este tal barco, dijo Sancho, no es de los encantados, sino de algunos pescadores deste río, porque en él se pescan las mejores sabogas del mundo. (95)
Aceñas
Descubrieron unas grandes aceñas que en la mitad del río estaban. “Los molineros de las aceñas que vieron venir aquel barco por el río y que se iba a embocar por el raudal de las ruedas … (99)
Las características del río, la particularidad de las sabogas, la situación y construcción de las aceñas mueven a pensar que Cervantes se refiera al Río Negro.
(97) Don Quijote, II. XXIX, 622.
(98) Id. Id. 623
(99) Id. Id. 625